Sujétense bien, abróchense los cinturones y prepárense para leer una aventura épica de cicloturismo y bikepacking en pandemia que tuvimos junto a Ányela, rumbo a la zona sur de nuestro país.
Indice
- Planificación de la ruta
- Región de Valparaíso
- Región de O’Higgins
- Región del Maule
- Región de Ñuble
- Región del Bio Bio
- Región de la Araucanía
- Palabras finales
- Bicicleta y equipamiento
Planificación de la ruta
El día 4 de enero emprendimos esta aventura junto a mi compañera de viaje Ányela, la cual consistió en salir de viaje por 2 meses modo bikepacking desde Santiago, con rumbo hacia el sur de nuestro país. Nuestro objetivo era en un principio llegar hasta el lago Llanquihue en la Región de los Lagos, pero por asuntos de tiempo y contingencia, el destino se fue modificando conforme pasaban los días.

Lista de todo lo que llevé para el viaje.
La idea principal de nuestro viaje era evitar a toda costa la ruta 5; primero porque es fome, segundo porque es peligrosa debido a la alta velocidad con que transitan los vehículos, y tercero porque habían varios controles de desplazamiento por ahí por la pandemia.
Para planear y trazar nuestras rutas lo hacíamos semana por semana, no podíamos planificar toda la ruta desde un principio debido a que viajamos en plena pandemia, por lo que las comunas en cuarentena iban cambiando semana a semana. En la planificación de las rutas semanales usamos aplicaciones para celulares como Komoot para trazar las rutas, ver altimetría y estado del camino (pavimento, ripio), Garmin Connect junto al su respectivo dispositivo GPS Garmin 530, al cual apodamos Arturito, Google Maps y iOverlander para ver lugares donde acampar, además de la página web del MINSAL que nos mostraba en tiempo real las fases de cada comuna, ya que la idea era evitar a toda costa comunas en fase 1 (cuarentena total).
El mismo día que partimos nuestra ruta, apareció el permiso de vacaciones anunciado por el gobierno. Nos pedía dirección de llegada a nuestro destino y nos permitiría llegar hasta allá independiente de las fases en las que se encuentren las comunas en el trayecto, incluso hasta nos permitía quedarnos a dormir en medio del camino. Si no me equivoco, servía para origen y destino en fase 2 o superior, así que nosotros estábamos dentro de lo permitido según esa información.
A pesar de esto, la información no era muy clara y había un vacío para los ciclistas, ya que mencionaba que se podía pernoctar en algún lugar del camino, pero no por cuánto tiempo servía. Como cicloturistas no llegaremos claramente en 2 días al destino, como sí ocurre en auto o bus, pero lo sacamos igual por si acaso. Después se confirmó que el permiso sólo duraba por 48 horas, así que no nos sirvió de nada.
El otro permiso que sacábamos casi todos los días era el pasaporte sanitario en c19.cl por si acaso, aunque nunca nos controlaron en la ruta.
Región de Valparaíso

Ruta desde Santiago hasta San Antonio, por caminos interiores.
La salida desde Santiago el primer día de viaje fue lo más difícil para nosotros debido a la fase 2 que existía en la totalidad de la Región Metroplolitana, lo que impedía circular libremente a otras regiones del país. Nuestro primer destino era llegar a San Antonio en la Región de Valparaíso ya que en este lugar se encuentra la Casa Ciclista San Antonio, un destino obligado para todo cicloturista.
Lo primero que hicimos fue trazar una ruta hasta este destino por caminos interiores por dos razones, primero porque la autopista es muy peligrosa para ciclistas, y segundo porque habían varios controles en esta ruta. La ruta fue principalmente Camino a Lonquén, Camino a Melipilla, Puangue, Cuncumén y finalmente Llolleo en San Antonio. Una ruta larga, con un par de cuestas, pero que nos llevaron sin novedad a nuestro primer destino.

La Casa Ciclista de San Antonio, ubicada en Av. Chile 170, Llolleo.
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La Casa Ciclista San Antonio se caracteriza por ser un lugar por y para cicloturistas. En esta casa puedes alojarte sin dinero de por medio, procurando ayudar al orden de la casa, no dejando sucio ni desordenado. La casa posee baños, cocina, camas y hasta un taller mecánico en donde Felipe, uno de los que administra el lugar, trabaja arreglando bicicletas de clientes.
En esta casa nos íbamos a quedar sólo una noche, pero por cosas que pasan, nos terminamos quedando dos y así aprovechamos de descansar luego de los 126 km del primer día. Conocimos los Ojos de Llolleo, la playa, hicimos dibujos en la arena y la anécdota del auto que pasaba por la calle con tablas sobresaliendo hacia atrás, yo cruzando la calle detrás de éste, haciendo como que me pegué con las tablas y que la gente creyó que de verdad me había golpeado.
Región de O’Higgins

Ruta desde San Antonio hasta Llico, pasando por varios pueblos interiores. Los puntos morados indican dónde nos quedamos a dormir y los rojos la ruta que seguimos.
San Antonio, La Boca
Al salir de San Antonio, tomamos la temida «Ruta de la Fruta» o Ruta 66 para seguir hacia el sur, esta vez hacia un poblado llamado La Boca en la Región de O’Higgins. En fotos se veía bonito, así que por eso elegimos este destino. Esta ruta es temida por su alta afluencia de camiones que pasan muy rápido, por lo que quisimos pedalear por este camino el menor tiempo posible.
Mientras íbamos pedaleando por esta ruta, nos topamos con un control sanitario con militares controlando en dirección sur-norte, opuesta a la nuestra de norte-sur. Nosotros pasamos, no nos dijeron nada, pero al momento de pasar frente a los militares, se me ocurrió la brillante idea de tomar un poquito de agua para «actuar normal», acto seguido, me atoro con agua y me dan unas ganas enormes de toser, pero me aguanté hasta alejarme lo suficiente para toser tranquilo y que no pensaran que tosía porque tenía COVID-19. Ya saben ya, ¡no lo hagan!
Ya en Rapel, llegamos a la región de O’Higgins y nos dio hambre, por lo que mi compañera cocinó lentejas. Después de 1 hora cocinando, media hora comiendo y otra media hora reposando y guardando todo en las bicis, nos dimos cuenta que era mucho tiempo perdido el cocinar en plena ruta, así que posteriormente modificamos nuestros almuerzos para sólo comer pancito, galletas, jugo y cosas de fácil preparación. Acá nos percatamos que estábamos haciendo la gran mayoría de la Ruta Patrimonial Camino Real de la Costa.

Más encima ese día tocaron lentejas. ¡Más tiempo aún nos demoramos en comer!
Finalmente pasamos por Navidad y al último llegamos al mirador San Pedro en La Boca. ¡UN PAISAJE MARAVILLOSO! Nosotros no teníamos muchas expectativas sobre qué nos pillaríamos ahí, por lo que nos tomó por sorpresa la belleza del paisaje desde las alturas. En la playa La Boca nos quedamos a acampar al aire libre y despertamos con vacas a nuestro alrededor. Así es, vacas en una playa.

Mirador cercano a Navidad. El monumento de la izquierda parecía una rosquilla gigante.

El mirador San Pedro en la entrada a La Boca. Un paisaje impresionante desde las alturas.
Litueche
Al día siguiente nos dirigimos a Litueche, por lo que bordeamos la costa hasta llegar a Matanzas, y luego atravesamos la cordillera de la costa hasta Litueche por caminos de gravilla y pavimento (si les interesa, en esta zona se realizará la carrera Gravel Coast). En Litueche no encontrábamos lugar para tirar carpa, además que los hostales estaban todos llenos, pero un buen samaritano y seguidor de Ányela nos ayudó y nos consiguió hostal 5 minutos antes de que comenzara el toque de queda a las 10 PM y con eso logramos salvar la noche.

El lugar escogido para acampar libre. Ya desde temprano teníamos todo desarmado para no incomodar a los vecinos y a las vacas que aparecieron después.

La ruta patrimonial «Camino Real de la Costa».

¿Les gusta el gravel? Pues en la zona de Navidad, Matanzas y Litueche hay muy buenas rutas de gravel.
Pichilemu
Posteriormente nos dirigimos hacia Pichilemu por una ruta totalmente pavimentada y con una gran cuesta de varios kilómetros, pero cuya pendiente no era tan empinada. Gracias a que la pendiente no era tan fuerte, mi compañera no sufrió de arritmias en esa subida, cosa que sí le ocurren cuando son muy empinadas.
Llegamos a Pichilemu y una pareja, Rodrigo y Elizabeth, nos abrieron las puertas de su casa para alojar. Ellos nos esperaron con salmón a la parrilla y machas a la parmesana, y nosotros quedamos maravillados por tan buen recibimiento. Uno se acostumbra a comer fideos, arroz, atún, y esas cosas y que te esperen con tanta comida rica junta es algo inefable.

Llegada a Pichilemu luego de una larga subida y posterior bajada. Todo lo que sube, tiene que bajar.

La mecánica y autosuficiencia es importante en un viaje tan largo. Además de arreglar mi propia bicicleta, arreglaba la de mi compañera y la de la gente que nos invitaba a sus casas para retribuirles su generosidad.
Además de abrirnos sus puertas, nos invitaron a pasear en auto a la playa de Bucalemu para que la conociéramos, compartimos muy buenos momentos juntos, como la anécdota con el gato y la pistola de agua, entre otros, hasta que finalmente tuvimos que continuar nuestra ruta.
Cáhuil
El siguiente destino fue Cáhuil, cerquita de Pichilemu, y fue una parada necesaria ya que mi compañera de viaje tenía familiares ahí. En la laguna El Perro, antes de Cáhuil, hicimos kayak por una hora por 6 mil pesos, y posteriormente llegamos donde su familia, así que nos quedamos una noche en este lugar compartiendo y al día siguiente continuamos la ruta hacia Llico.

Punta de Lobos, Pichilemu.

Hay que variar un poco de deporte después de tanta bicicleta, y el kayak fue muy gratificante.
Lo Valdivia, Boyeruca y Parque Nacional Laguna Torca
Para llegar a Llico pedaleamos por todo el camino costero, pasando por Lo Valdivia y sus salinas, hasta que llegamos a Boyeruca y nos topamos con otro cicloturista llamado Benjamín, y posteriormente nos pillamos una cuesta del terror al comenzar la tierra. La bautizamos como la Cuesta Caleta por su pendiente pronunciada, y de verdad es que fue muy dura ya que Ányela sufrió de varias arritmias y esto lo usábamos de referencia para la dificultad de las subidas.

Benjamín, otro cicloturista que conocimos en la ruta.

La Cuesta Caleta (nombre inventado por mí), intransitable con lluvia.

El paisaje que espera en la cima de la cuesta. De fondo, Lo Valdivia y sus salinas. Nótese la función extra de las aerobarras, llevar la bolsa del pan.
Terminado el ascenso y continuando por varios kilómetros, el camino se pone hermoso con un pasillo de árboles a cada lado, hasta que llegamos al Parque Nacional Laguna Torca (cerrado) y finalmente a Llico en la Región del Maule.

Llegando al Parque Nacional Laguna Torca. Un pasillo de árboles.
Región del Maule

Desde Llico hasta San Clemente.
Llico
Una vez que llegamos a Llico, Marco y Rodrigo nos invitan a su casa a pasar la noche bajo techo, hicimos una fogata y nos quedamos conversando sobre nuestras historias de viaje hasta la medianoche, cuando la nación del sueño y el cansancio atacó. También conocimos a uno de los fundadores del Club Deportivo Llico MTBeach, quien nos habló más sobre las rutas alrededor del lago Vichuquén.
Lago Vichuquén
Al día siguiente, partimos rumbo hacia el lago Vichuquén que queríamos rodearlo por completo y conocerlo lo más posible, pero al llegar al lago nos percatamos que está casi en su totalidad privatizado, lleno de casas, rejas, y con suerte dejaron una playa chica en Paula, así que nos desencantamos de esto y sólo llegamos a este poblado, en donde acampamos en el camping del mismo nombre por 6 mil c/u.

Laguna Torca, región del Maule.
Playa Las Trincheras
Al día siguiente, continuamos hacia Lipimávida por caminos interiores de ripio hasta llegar a la playa Las Trincheras en la comuna de Curepto. Una viajera que iba más adelante que nosotros, Sally, nos comentó de un camping municipal en esta playa, con mini cabañas con techo, quincho, baños y mesas para quedarse por la noche, y más encima gratuito, así que nos quedamos ahí a pernoctar al lado de la playa y con un cielo nocturno hermoso, lleno de estrellas.

En algún lugar de la costa, pasando Iloca.

Camping municipal en la playa Las Trincheras.; gratuito y de calidad. Por favor cuídelo.

Bonito el cielo estrellado, ¿no? Bueno, es una foto sacada de Google ya que mi celular no saca buenas fotos de noche, pero la pongo para que se lo imaginen.
Gualleco
Queríamos pasar luego a Constitución, pero por asuntos de tiempo ya que teníamos que llegar a San Clemente antes del fin de semana (fase 2), preferimos acortar camino e ir hacia Gualleco, bordeando el río Huenchullami. Este camino fue súper duro para ambos, ya que el sol estaba muy fuerte, el camino era ripio del que duele, Ányela no podía pedalear en subida por falta de tracción en su neumático trasero, se nos acabó el agua, teníamos poca comida, además que no había casi civilización en esta ruta, sólo vacas, caballos, pollos y perros galgo. Recién cuando llegamos a un pueblo llamado Coipué pudimos reabastecernos.

El mítico Cola Cao que nos topamos, nombre puesto debido a su similitud con el chocolate en polvo. Luego, nos mencionaron que se llama trumao.
Una vez que llegamos exhaustos a nuestro destino y buscando camping para quedarnos, le preguntamos a una trabajadora de la zona si conocía camping por ahí. Al parecer teníamos tanta cara de cansancio que le dimos algo de pena y nos ofreció su patio para tirar nuestras carpas y dormir seguros ya que los campings estaban cerrados, cosa que no dudamos en aceptar con una tremenda sonrisa bajo nuestras mascarillas.
San Clemente
Nuestro siguiente objetivo era llegar a San Clemente, pero el sol estaba tan implacable que nos cansaba de sobremanera y debíamos llenar nuestras botellas cada vez que podíamos, para no deshidratarnos ni insolarnos. Una vez saliendo de Pencahue, con mi compañera nos detuvimos un rato al borde del camino para esperar a que el sol bajara su intensidad un poco, a lo que a lo lejos diviso 2 ciclistas que iban en la misma dirección que nosotros y acercándose Me dije hacia mí «no sé por qué me tinca que los que vienen acercándose los conozco». Dicho y hecho, resulta que uno de ellos era Jorge Navarro, amigo mío del mundo del ciclocross y que tiene un canal de YouTube llamado LaCagué, él nos ayudó a evitar la cuesta del cerro La Virgen antes de llegar a Talca y bordeamos el cerro por un camino de ripio mucho más tranquilo, bonito y plano. Ya en Talca llegamos en un ratito a San Clemente, en donde familiares de Ányela nos estaban esperando para darnos alojamiento.

De izquierda a derecha: Ignacio, Ányela, Jorge, denominado por mi compañera como «el príncipe del Maule» y Lucas.
Acá pasamos sábado y domingo resguardándonos de la cuarentena de fin de semana (fase 2) en la casa de Natalia, aprovechamos de descansar y lavar lo necesario, y hasta hicimos un conversatorio a través de Instagram junto a Israel de Choike Bags sobre nuestro viaje.
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Varias anécdotas ocurrieron acá también, como la autopista de helicópteros, el vaso roto, entre otras. En este lugar también murió mi bombín de la nada, así que en Talca debí comprarme uno nuevo para no quedar botado en medio de la nada.
Colbún
Posteriormente, partimos rumbo a Colbún donde Yoselin, una conocida de mi compañera, y nos estaba esperando junto a su pareja Ricardo para darnos alojamiento, asado y pizza. Nos quedamos una noche con ellos, conversamos mucho, le arreglé el problema de los frenos a mi compañera metiéndole incluso taladro a su bicicleta para sacar un perno rodado (su cara de impacto al ver el taladro en su bicicleta fue notable), ocurrió la anécdota del catre que cada vez que la recuerdo, me río, y al día siguiente fuimos a realizar una de las rutas más duras que nos ha tocado, rumbo hacia la Cascada Invertida por el paso Pehuenche, pasando por el Lago (que es en realidad un embalse) Colbún.

Colbún, el lugar que nos maravilló por sus hermosos lugares que lo rodean.

Atardecer en el Lago Machicura, Colbún. Fotografía por Yoselin.
Cascada invertida
La ruta hacia la cascada invertida la dividimos en 3: Colbún-Paso Nevado, Paso Nevado-Puente Los Toros, puente-Cascada Invertida-Paso Nevado.

Ruta hacia la Cascada Invertida, ida y vuelta desde Colbún.
El camino que bordea la ladera sur del embalse Colbún es totalmente de tierra hasta acercarse al cruce con el camino principal. Hermosos paisajes bordeando el estero, aunque resultó duro debido a las altas temperaturas que habían en esos momentos. En esta ruta nuevamente nos encontramos con nuestro salvador Jorge de LaCagué, quien nos fue a rescatar debido a que yo había sufrido mi primer ‘bajón cicloviajero’ debido a mi frustración durante la ruta por problemas de diversa índole.

Embalse Colbún, en ese momento con poca agua.
Una vez terminado el día, nos quedamos a alojar en el Complejo Turístico Valshi en Paso Nevado. Nos quedamos 2 noches allá, hicimos una jornada de ciclismo junto a Jorge y los habitantes de Valshi, y seguimos al día siguiente nuestra aventura para subir hacia la cordillera lo más posible.
El camino hacia la Cascada Invertida es totalmente pavimento, pero en subida. Bordeas en todo momento el río Maule, por lo que tienes fácil acceso al agua, cosa que fue muy necesaria ya que el GPS nos marcaba 45°C bajo el sol. Finalmente, pasado las termas El Médano, nos quedamos a acampar al lado del puente Los Toros, al borde del río, para continuar al día siguiente el ascenso.

45°C bajo sol, la muerte.
Para llegar a la Cascada Invertida nos quedaba poca distancia, tan sólo 25 km, pero de los cuales habían casi 7 km de ua gran subidan, la llamada Cuesta El Cóndor. El sol cordillerano era matador, seguía marcando 45°C al sol, lo que hacía el ascenso un suplicio para ambos. Lo bueno de la ruta es que el río y las pequeñas cascadas del camino nos abastecieron en todo momento de agua, aunque nos mojábamos en ellas y a los 5 minutos ya estábamos secos de tanto calor que hacía.

La extraña estructura que nos pillamos llegando a la cascada. Nos dijeron que la estructura de piedra se llamaba Muela del Diablo, pero cuando lo vi me pareció más un castillo medieval de las civilizaciones de europa del este del Age of Empires 2.
Finalmente llegamos a la Cascada Invertida, la cual no estaba invertida (inserte carita triste acá). Para que se vea invertida se deben dar las condiciones de viento idóneas para que éste empuje el agua hacia arriba, lo cual lamentablemente no logramos vislumbrar. Sin embargo, la cascada es hermosa y valió la pena el viaje.

La cascada inversamente invertida. También conocida como Salto del Maule.
Más arriba está el mirador de cóndores y la laguna Maule, pero no fuimos hacia allá porque debíamos volver a Valshi. Era tanta la prisa para volver (grave error, debimos habernos quedado por allá arriba a acampar) que ni siquiera almorzamos, sólo comimos frutos secos, galletas y miel durante toda la ruta. También acá conocimos a Vicente y Vanesa, quienes nos dieron duraznos y frutos secos para poder reponer algo de energías.

El sol quemó la correa de goma de mi reloj pulsómetro Polar, que sólo usaba para ver la hora. El duct tape no funcionó para arreglarlo.
Pedaleamos de 10 AM a 11 PM, que fue la hora a la que llegamos a Valshi. Llegamos tan tarde que las luces alumbraban poquísimo, a mi compañera se le descargó la suya y debí usar mi luz de cabeza para alumbrar su camino, y mi luz de bicicleta para alumbrar el mío.
Llegamos exhaustos al camping, mi compañera al borde del desmayo durante la ruta y yo también luego de llegar a Valshi, por lo que Jorge y Javi nos ayudaron con comida y con dormir en su cabaña, ya que no teníamos energías ni para armar nuestras carpas (otra vez nos salvaron). ¡Muchas gracias a ambos! ¡Son unas maravillosas personas!
Nos quedamos nuevamente 3 noches allá (de viernes a domingo) debido a la fase 2 y su cuarentena los fines de semana, compartimos con todas las personas que viven allá, aprendimos mucho y fue una experiencia inolvidable. Todos eran unas personas espectaculares y únicas, y siempre los recordaré.
Colbún, Linares, Cauquenes, Pelluhue

Desde Colbún hasta Cobquecura. Los puntos negros indican el viaje en auto que hicimos a la Reserva Nacional Los Bellotos.
Colbún (segunda vez)
Ya el lunes volvimos a Colbún donde Yoselin y Ricardo, donde descansamos más días, compartimos, conocimos el parque Las Melosas modo trekking junto a su cascada y los pozones (si quieres ver la ruta, descarga el archivo GPX acá) y tuvimos aún más anécdotas entretenidas con ellos, incluyendo la clase de mecánica de bicicleta fallida, la piola de cambio que le rompí a mi compañera, entre otras. ¡Siempre salgan con piolas de repuesto! Nunca se sabe cuándo un manitos de hacha puede romperle la suya, más que mal ocupan nada de espacio.

Lago Machicura, Colbún

Cascada en la Reserva Nacional Los Bellotos.

Embalse Ancoa, antes de la RN Los Bellotos.
Linares
Debido a la piola rota, debimos pasar a un taller mecánico en Panimávida para solucionar el problema. Cuando llegué a este lugar, me pareció curióso el nombre ya que ya habíamos conocido Lipimávida, ahora Panimávida y más al sur habían otros lugares más con la misma terminación. Investigando encontré que Panimávida significa «cerro de pumas» y que la terminación «mávida» es la españolización de «mahuida», palabra en mapudungún que significa «cerro».
En este poblado, el taller de Cicles Williams nos salvó de la panne y pudimos continuar nuestra ruta hasta Linares, en donde amigos de Ányela nos estaban esperando. Ese fin de semana venía tormenta eléctrica, así que decidimos resguardarnos en casa hasta que la tormenta y la cuarentena de fin de semana terminaran, para luego seguir pedaleando. ¡Agradecimientos totales a Nicole, a la tía Pao y a toda la familia que nos dio alojamiento en su casa en plena tormenta eléctrica!

Recuerdo de la piola rota. Afortunadamente no pasó a mayores.
Río Perquilauquén
Ya día lunes seguimos rodando dirección a Cauquenes, sin embargo, decidimos quedarnos unos 30 km antes y acampar al lado del río Perquilauquén, en donde nos llovió toda la noche bajo la carpa. Ya al día siguiente sin lluvia, continuamos hasta Pelluhue por un camino del terror pasando por Cauquenes; lleno de camiones que pasaban muy rápido y cerca, y además poca o nada de berma.

Otro viajero que nos pillamos, su nombre es Alexis.
Ányela viendo impactada cómo llovía a la lejanía. Nos dirigíamos directo hacia la tormenta.

Ányela viendo impactada cómo llovía a la lejanía. Nos dirigíamos directo hacia la tormenta.

A la izquierda, el infierno y la tormenta eléctrica. A la derecha, el paraíso soleado.
Pelluhue, Pilicura
Antes de llegar a Pelluhue, nos topamos con la Cuesta El Corte, la cual era hermosa, llena de verde alrededor, además de que una nube gigante cubría todo ese sector (la famosa vaguada costera).
En Pelluhue nos topamos con otro viajero, Félix, quien se nos unió a la ruta. Nos quedamos a acampar en un camping al costado de la medialuna de Pelluhue y al día siguiente partimos los tres rumbo a Cobquecura por la costa. Todo el día nublado por la vaguada costera. Conocimos la Iglesa de Piedra en Pilicura y acampamos en el patio de un negocio del camino gracias a su dueño que nos ofreció el terreno.

Nos encontramos a otro cicloviajero en plena ruta, quien venía pedaleando desde Antofagasta en la bicicleta de la foto. ¡Ni siquiera tenía cambios! Impresionante.

Entrando a la región de Ñuble.

Iglesia de piedra en Pilicura. Spoiler alert, no era una iglesia.
¿Fue mucho de la región del Maule? A nosotros nos impresionó, no pensamos que estaríamos tanto tiempo en esta región, pero la verdad es que tiene lugares muy bellos que nos pedían a gritos quedarnos más tiempo para conocerlos. No por nada le llaman la Patagonia del Maule.
Región de Ñuble

Desde Cobquecura hasta Treguaco por el camino de tierra, con destino final hasta La Aguada.
Treguaco, Coelemu
Posterior a Cobquecura, existían 2 caminos para llegar a Trehuaco (o Treguaco, como se escriba), uno que bordeaba la costa y el río Itata que era de ripio, con poca altimetría y con repechos de vez en cuando, y el otro de pavimento que pasaba por Quirihue y que poseía una cuesta de 14 km de largo. Ambas rutas tenían la misma distancia y acá fue el comienzo de mi viaje en solitario en donde me fui por el ripio, mientras ellos se fueron por el pavimento.

Los paisajes del camino de ripio. Normalmente estos caminos suelen ser más lindos que los principales de pavimento.
Me tocó un camino casi en su totalidad nublado, muy agradable para pedalear, aunque el camino bordeando el mar estaba en pésimo estado y costaba mucho bajar con ruedas flacas. Por otra parte, los que se fueron por el pavimento, sufrieron la cuesta de 14 km a pleno sol, al borde de la insolación.
Llegué a Treguaco y al día siguiente conocí Coelemu. Luego, conocí las playas cercanas a Coelemu hacia la costa y me devolví por el mismo camino para dirigirme hacia Quillón. Pensé en un momento continuar por la costa, pero todas las comunas de ahí en adelante hasta Concepción estaban en cuarentena total.

Bello atardecer en el Río Itata.
Quillón
En Quillón, Marco y Bárbara, trabajadores del balneario, me dejaron acampar en la Laguna Avendaño, algo totalmente salvador para mí debido a que no habían camping abiertos en ese momento, así que repuse energías y planifiqué mi ruta de los siguientes días para continuar en dirección a Angol a visitar a mi amiga Carolina que vive allá.

Saliendo de Quillón, llegando a la región del Bío Bío.
Región del Bío Bío

La Aguada, Salto del Laja, Los Ángeles y Angol.
La Aguada
Al salir de Quillón, me dirigí hacia La Aguada para acampar al borde del río Laja. ¿Por qué quise llegar a ese lugar? Porque mi próximo destino era conocer el Salto del Laja y luego a Los Ángeles. En un principio la idea era acampar de manera libre en el mirador que hay ahí bordeando el río, pero estaba demasiado concurrido y podía ser peligroso, así que cambié de planes y opté por dirigirme al Camping Esmeralda que poseía energía eléctrica, baños, duchas y la seguridad que te da un lugar establecido.
Tempranito al día siguiente partí y pedaleé hasta el Salto del Laja, pero que sólo pude ver desde fuera debido a que la comuna de Cabrero estaba en fase 2, por ende la entrada estaba cerrada. Seguí mi ruta hasta Los Ángeles, pero evitando a toda costa la Ruta 5 Sur, así que me fui en dirección a El Parrón por un camino de ripio y luego conecté con otro camino de pavimento que me llevó a mi destino.

No pude entrar al salto, pero encontré este bello pasillo de árboles alrededor.
Los Ángeles
Siempre que llego a algún pueblo o ciudad, me dirijo a su plaza de armas para ubicarme bien, abastecerme y revisar redes sociales, por lo que esta vez no fue la excepción. Me senté en la plaza de Los Ángeles y se me acerca un ciclista llamado Gonzalo, me comienza a preguntar sobre mi viaje, entablamos una conversación y después llega Daniel, un amigo suyo.
—Posen para la foto y la subo a un grupo de Facebook—dice Gonzalo.
—¿A qué grupo de Facebook la subirás?—pregunto.
—A Cicloturismo Chile—me responde.
—¡Pero si yo soy el administrador de ese grupo! Pero ahora estoy de viaje y no lo estoy revisando.
—¿En serio? ¡Qué buena! Oye, entonces quédate con nosotros en la casa.
—¡Ya po’h, muchas gracias!
Así suele ser el destino, junta a las personas idóneas en el lugar preciso, en el momento justo.
Me quedé donde Daniel, recorrimos Los Ángeles en bicicleta y al día siguiente partí rumbo a Angol, donde mi amiga Carolina.
Región de la Araucanía

De Angol hacia la derecha fue la ruta hacia el Salto de Chancagua. Luego, hacia la izquierda, la ruta hacia el Parque Nacional Nahuelbuta y hacia el sur hasta Temuco.
Angol, Salto de Chancagua
Finalmente llegué donde Carolina, quien me dio alojamiento, consejos y muy buenas conversaciones las 2 noches que me quedé con ella. Me sugirió que conociera el Salto de Chancagua cerca de Collipulli, cosa que no dudé en hacer. Más de 100 km de ida y vuelta para conocerlo, aunque también se puede quedar uno allá en el camping si es que está abierto (estaba cerrado cuando fui).

Frente al Salto de Chancagua. 70 imponentes metros de altura.
Parque Nacional Nahuelbuta y Piedra del Águila
Después me dirigí por recomendación de ella misma al Parque Nacional Nahuelbuta, por lo que salí temprano siguiendo su consejo ya que eran alrededor de 40 km de distancia, pero con una altimetría gigante de 1600 m de ascenso acumulado. La subida era durísima, más aún con peso, pero al menos están pavimentando, así que la primera parte no fue tan difícil como lo era cuando era sólo tierra.

Su camping libre nunca hace mal, sirve para descansar la mente.
En la CONAF no me dejaron entrar porque estaba lleno, y porque sólo dejaban hasta las 5 (llegué 15 minutos antes, pero igual), así que acampé unos metros antes de la entrada, cruzando la reja y escondiéndome entre los arbustos para partir a primera hora del día siguiente y entrar temprano al parque. Dicho y hecho, a las 10 AM ya estaba dentro y conocí el mirador Piedra del Aguila, un lugar hermoso en donde ves araucarias por doquier; ves el mar y verde hacia donde mires. Valió la pena ese tremendo ascenso para poder ver semejante paisaje.

Los paisajes que se ven desde la Piedra del Águila en el PN Nahuelbuta. Rodeado de araucarias.

Posando frente a una araucaria en la Piedra del Águila.
Cañete
Luego comenzó el descenso hacia Cañete y en este punto volví a cruzar hacia la región del Bío Bío; una bajada larga y con paisajes hermosos llenos de árboles bordeando el camino. En Cañete no habían campings y los hostales estaban todos cerrados por fase 2, por ende me dispuse a buscar algún lugar cercano al río, hasta que encontré uno cerca del río Tucapel, al lado de un puente gracias al dato de un local. Debí cruzar 2 rejas con la bicicleta para llegar a ese lugar tranquilo, alejado de todo y con agua natural (está registrado en iOverlander ahora). Siguiente parada: Tirúa.

En total paz acampando libremente al frente del río. En la mañana desperté con vacas a mi alrededor mirándome raro.
Tirúa
Al salir hacia Tirúa, veía Fuerzas Especiales por todos lados, trasladándose a toda velocidad por la carretera y no sabía qué pasaba. Más adelante me topé con mi primera barricada de árboles y una camioneta quemada en medio de camino, ahí me percaté que me había metido en una zona conflictiva. Me tope con varias barricadas ya apagadas e incluso con un árbol gigante tapando todo el camino y que impedía el paso de cualquier auto, así que desempolvé mis conocimientos de ciclocross y logré atravesar.

Una camioneta quemada y troncos impidiendo el paso, una cosa piola.

Algo de ciclocross queda en este cuerpo que me permitió pasar este obstáculo en el camino.
En Quidico me senté en un paradero para almorzar mi bien ponderado pan con queso y tomate (tomates que me regaló un generoso desconocido en un negocio). Acto seguido, una tanqueta de FFEE se detiene frente a mí y se queda alrededor de 15 minutos detenido ahí, mientras yo me comía mis pancitos. Al final se fue, terminé de comer y seguí mi ruta.
En este camino me percaté que mi smartphone no cargaba la batería cuando lo enchufaba, se le estropeó la entrada USB y no había cargador que cargase la batería, así que debí ahorrar lo más posible la batería de éste, más que mal todo lo hacía a través del celular. Esta es una mala costumbre que muchos tenemos, hay que aprender a viajar sin tanta tecnología y a veces hay que hacerlo más a la vieja escuela, nunca se sabe cuándo te pueden pasar imprevistos como estos y quedar sin internet, o batería de celular.
Afortunadamente llevaba 2 celulares; el smartphone con chip Claro y una almeja que tenía guardada con un chip Entel, al cual le duraba una semana y media la carga y tenía señal en casi todos lados. El propósito de la almeja con este chip era usarlo para comunicarme con mi familia en cualquier lugar, y dejar el otro sólo para fotos (lo más importante), internet y algo de redes sociales. Funcionó súper bien esta combinación, así que pueden intentarla.

La vieja confiable, el celular antiguo con batería eterna. Además te permite terminar las llamadas de manera más dramática al cerrar la tapa al colgar, a lo Breaking Bad.
En Tirúa no había camping y los hostales estaban cerrados, así que debí hacer camping libre cerca de la playa, al lado de un camino de tierra, cruzando unas rejas y escondiéndome entre los árboles y matorrales. Acá intenté arreglar el celular, pero tenía que esperar una semana para que trajeran el repuesto, así que decidí seguir mi ruta no más. Próximo destino, Carahue.
Ya saliendo de Tirúa volví a entrar a la región de la Araucanía. El camino tenía mucho subibaja bordeando la costa, tanto que ya aburría después de tanto subir y bajar a cada rato. El paisaje era hermoso de todos modos. Una vez llegado al río Imperial, el camino se volvió perfecto. Todo el rato pedaleando al lado del río, un camino totalmente plano en donde podías agarrar muy buena velocidad, sin dejar de disfrutar los paisajes. Como el celular estaba muerto, ya no habían más fotos y todo quedó en mi memoria.
Carahue
En Carahue intenté arreglar nuevamente el celular, pero tampoco pudieron. Me quedé a acampar en el balneario Quillén, con energía eléctrica, baños y al costado del río, y lo mejor de todo es que era totalmente gratis. Los vecinos del frente me invitaron a comer asado con papas de Carahue (las mejores que hay) y ensalada de tomate a la tardecita, un manjar para cualquier cicloturista de fideos y atún.
Mi último destino era Temuco (en realidad era Villarrica o Valdivia, pero bueh) , así que me preparé para salir en la mañana, me compré unos panes y un pie de limón en una tienda, y la vendedora me empieza a conversar. Me pregunta si sabía el origen de Carahue, qué significaba su nombre y ahí me comenzó a hablar sobre la historia del pueblo. Resulta que antaño, Carahue fue un lugar con mucha riqueza en oro, y Pedro de Valdivia quiso hacer la capital de Chile ahí, pero los araucanos lo echaron a patadas y se fue a Santiago. El significado de su nombre es «ciudad que fue», haciendo referencia a que no logró ser la capital del país.
Temuco
El camino hacia Temuco fue relajado, bastante plano y expedito. Llegué allá, intenté por tercera vez arreglar el celular infructuosamente, me alojé en un hostal para descansar de la carpa un poco, y al día siguiente, mi amigo Ariel me deja alojar en su casa en mi última noche del viaje. Él tiene una tienda de bicicleta llamada Peregrine Cycles y también fabrica bicicletas de acero, así que si necesitan un mecánico por la zona, él es el hombre indicado.
This is the end, beautiful friend
El último día ya fue un trámite. Compré los pasajes, saqué los permisos pertinentes, como el pasaporte sanitario de la página C19.cl, el permiso para volver a la residencia habitual en la comisaría virtual, desarmé la bicicleta sacándole las ruedas y pagándole 5 mil al auxiliar. Llegué a las 1 AM a Santiago.
Así culminó mi épico viaje en bicicleta modo bikepacking por el sur de Chile. Según Garmin recorrí 1.962 km (probablemente más, a veces no activaba el GPS, pero qué importa), subí 21.453 m de ascenso acumulado y todo en un mes y medio de viaje por la zona centro sur de nuestro país.
Palabras finales
¿Se puede viajar con bikepacking por meses, o incluso años? ¡Por supuesto que sí! Sólo debes planificar bien tu equipaje, tu ruta y puedes ir donde se te ocurra en tu bicicleta.
El viajar en bicicleta te da una libertar única que no te dan las otras formas de viaje. Disfruta, conoce, aprende, ayuda.
La esencia del cicloturismo es que es un viaje doble; no sólo viajas físicamente en tu bicicleta, sino que también viajas hacia tu interior, te conoces a ti mismo en un viaje introspectivo que te va enseñando cosas y comienzas a ver la vida de otra manera.
Agradecimientos totales a mi compañera y a toda la gente que conocí en la ruta, todos me enseñaron algo para los viajes y para la vida en sí, esas son las cosas que quedan guardadas para siempre.
Equipo
Bicicleta:
- Cuadro Salsa Marrakesh 2016
- Desviador Shimano GRX RD-RX810
- Pata de cambio Shimano Ultegra RX RD-RX800
- Piñón 11v Shimano SLX 11-40
- Volante Shimano XTR FC-M985 44-28
- Manubrio Salsa Cowchipper 42 cm
- Manillas Shimano Ultegra ST-RS685
- Frenos hidráulicos Shimano Ultegra BR-RS785
- Sillín Brooks C17 Carved
- Maza delantera Shutter Precision PD-8
- Maza Trasera Shimano Deore XT M8000
- Llantas Mavic Open Pro Disc UST
- Rayos DT Swiss Alpine III
- Neumáticos Challenge Gravel Grinder TLR 700x38c
- GPS Garmin Edge 530
- Convertidor de corriente Busch & Müller E-WERK
Bolsos:
- Manillar Choike Randobag
- Cuadro Choike personalizado
- Tee Choike Stembag Jumbo
- Tubo superior/sillín Choike TTBak
- Asiento Ortlieb Seatpack con correa estabilizadora
- Horquilla Blackburn Outpost Cargo Cage con bolsas Choike 6 L
Camping:
- Carpa Nemo Hornet 2p con su respectivo piso
- Saco de dormir Deuter Trek Lite SQ 0°
- Colchoneta inflable Nemo Astro Air
- Cocinilla de gas Doite Wolf con chispero
- Ollas genéricas Fire Maple
- Zapatillas Vibram Five Fingers
- Luz frontal Black Diamond Spot
*Todas las fotografías fueron sacadas por mí o por un tercero a través de mi celular Redmi Note 8, y son propiedad exclusiva de Challa Cycling.
*Todas las personas que conocí en el camino y que fueron mencionadas en este relato, nos dieron su autorización para publicar sus nombres y sus rostros.
2 Responses
Felicitaciones de un soñador… existe una ruta por el interior de la séptima región pasa por colbun y es maravilloso tu pensamiento «El viajar en bicicleta te da una libertar única que no te dan las otras formas de viaje. Disfruta, conoce, aprende, ayuda.» Que buen mensaje… ayuda!,,,
Un abrazo
Me encantó tu viaje.. Te felicito.. Lo único que no supe que fue de anyela.. Un abrazo.. Y te seguiré escribiendo y siguiendo…